Trabajo sexual e inmigración se encuentran estrechamente relacionados. Los movimientos migratorios suponen, para muchas personas, asumir situaciones de incertidumbre, precariedad e irregularidad. En ocasiones el migrante se ve expuesto a competir en un mercado laboral sumergido, en tanto su situación administrativa no es legal en el país de destino. La prostitución es una de las opciones que ofrece la economía sumergida a aquellas migrantes que han de iniciar un tedioso camino hasta su regularización definitiva con la obtención del permiso de residencia, pero no la única alternativa. El servicio doméstico, el cuidado de niños o personas ancianas, la limpieza y otras actividades que operan en la economía informal son el “salvavidas” para que muchas personas encuentren una fuente de sustento durante su tránsito a la plena legalidad. Hoy en este espacio dirigido por Experto en Igualdad y Linawine contamos con el testimonio de una trabajadora sexual migrante, Pamela. 

Pamela es ecuatoriana y destaca; por su verbo ágil y contundente, por su determinación, su carisma y su sinceridad. Su relato tiene algo que la distingue. Al escucharla trasmite esa seguridad que ostentan las personas bien educadas. Pamela se inició en la prostitución cuando estaba atravesando una mala situación económica. Su primera incursión en el trabajo sexual duró unos pocos meses. Apenas unos minutos de su entrevista son suficientes para dejar claro que en los encuentros sexuales retribuidos ella es quien pone las normas, quien decide las condiciones y quien selecciona al cliente. Admite que  disfruta del sexo y considera el trabajo sexual una forma honesta de relación sin la hipocresía que a menudo encierran otro tipo de relaciones de carácter sexo-afectivo. Nos cuenta cómo fueron sus inicios en España, las dificultades que experimentó con la vivienda, la crianza y el día a día. De este modo, Pamela, antes de comenzar a ejercer el trabajo sexual, desarrolló otras actividades mal remuneradas, como la limpieza, donde ganaba 400 euros mensuales por realizar las tareas del servicio doméstico, un salario totalmente insuficiente para asumir los gastos cotidianos. Fue entonces cuando decidió anunciarse como masajista y sus expectativas cambiaron por completo. A lo largo de su entrevista, Pamela critica la ley de extranjería, la cual define como un absurdo que te permite quedarte, pero no te permite trabajar en la economía reglada y reivindica el sexo como un activo para desarrollar esta actividad disfrutándola. 

Tras el parón del verano, las noticias de actualidad sobre este sector vuelven a ocupar titulares y en la sección del Puto Enrique los desgranamos una vez más. La comparecencia de la Ministra de Igualdad en el primer Consejo de Ministros del curso político, en el que afirmó que más de 92 mil mujeres son potenciales víctimas de trata en España, ha copado la actualidad informativa del sector durante las últimas semanas. Pese a las críticas del sector por el origen de los datos que se desprenden del estudio: un informe que analizó los anuncios de trabajadoras sexuales en Internet, el PSOE no ha bajado el tono en su pretensión de situar la abolición de la prostitución como elemento central de esta legislatura. También se han puesto sobre la mesa otras cuestiones como la financiación de las ONGs abolicionistas o la entrevista de la divulgadora Begoña Gerpe a la trabajadora sexual y portavoz de Stop Abolición, Nelly.